viernes, 30 de mayo de 2014

CONTINUEMOS REPASANDO LAS TABLAS, HASTA TERMINAR.




TABLA DEL N. 10





LO HEMOS LOGRADO AMIGUITO, FELICITACIONES.  AHORA PUEDES SENTIRTE CONTENTO, YA SABES TODAS LAS TABLAS, TENDRÁS MUY BUENOS RESULTADOS DE AHORA EN ADELANTE.

TABLA DEL 9





HEMOS ESTADO MUY JUICIOSOS, CONTINUEMOS REPASANDO CON ANIMO Y ATENCIÓN.

ESTA ES LA TABLA DEL N. 8


COLOQUEMOS ATENCIÓN, REPITAMOS, HAGÁMOSLO EN DESORDEN Y ANIMO.







AHORA VIENE LA TABLA DEL N. 7




BIEN HAS REPASADO BASTANTE, YA TE FALTA POCO.


CONTINUEMOS REPASANDO NUESTRAS TABLAS,  ES IMPORTANTE APRENDERLAS.




MUY BIEN AMIGUITO, NO OLVIDES APRENDERLA Y SI PUEDES CÁNTALA EN EL COLEGIO.

para reflexionar...

LEER LA SIGUIENTE PARÁBOLA, ELLA TE DEJARÁ UNA ENSEÑANZA MUY ESPECIAL, LA CUAL PODRÁS APLICAR CON TUS COMPAÑEROS Y EN TU HOGAR.


PARÁBOLA DE LA SOLIDARIDAD


                                                               

Cierto día, un sabio visitó el infierno. Allí, vio a mucha gente sentada en torno a una mesa ricamente servida.

Estaba llena de alimentos, cada cual más apetitoso y exquisito. Sin embargo, todos los comensales tenían cara de hambrientos y el gesto demacrado: tenían que comer conpalillos pero no podían, porque eran unos palillos tan largos como un remo. Por eso, por más que estiraban su brazo, nunca conseguían llevarse nada a la boca.

Impresionado, el sabio salió del infierno y subió al cielo. Con gran asombro, vio que también allí había una mesa lleno de comensales y con iguales manjares. En este caso, sin embargo, nadie tenía la cara desencajada; todos los presentes lucían un semblante alegre; respirabansalud y bienestar por los cuatro costados.

Y es que, allí, en el cielo, cada cual se preocupaba de alimentar con los largos palillos al que tenía enfrente.

Leyenda China

Fuente: Colección Amiguitos

UNA HISTORIA INTERESANTE

LEE LA SIGUIENTE HISTORIA DE LOS AMIGOS RATONES Y BUSCA LA ENSEÑANZA

LOS RATONES


                                             

Un ratón que vivía en la ciudad, yendo de camino, fue convidado por otro ratón, que vivía en el campo, y en su guarida le dio de comer bellotas, habas y cebada, muy amigablemente. El ratón de la ciudad, agradecido, rogó al del campo que fuese con él a la ciudad a divertirse, a lo que condescendió éste; y estando entrambos en la ciudad, entraron en una rica despensa del palacio donde moraba el ratón citadino, la cual estaba llena de toda clase de viandas; y mostrando esto el ratón de la ciudad al otro, le dijo: Amigo, come lo que gustes, pues tengo enabundancia.
Mientras estaban ellos comiendo alegremente, vino de improviso el despensero, y abrió la puerta con gran estruendo, por lo que espantados los ratones, huyeron cada uno por su parte. Como el ratón de casa tenía lugares conocidos para esconderse, fácilmente se puso a salvo; pero el otro no sabía cómo escapar.
Finalmente, salió el despensero, y cerrada la puerta, los ratones volvieron a salir. Ven acá y comamos, ya ves cuántos manjares tenemos. Sí, muy bueno está esto, respondió el campesino: pero ¿este peligro, es aquí muy frecuente? Sí, contestó el otro, esto sucede a cada instante; y por tanto no hay que darle importancia. ¡Ah!, dijo el campesino: pero ¿este peligro, es aquí muy frecuente? Sí, contestó el otro, esto sucede a cada instante; y por tanto no hay que darle importancia. ¡Ah!, dijo el campesino, ¡con que esto es diario! Seguramente que vives aquí en la opulencia; sin embargo, prefiero mi pobreza con tranquilidad, que tu abundancia con tal zozobra.

Las riquezas tienen sólo una apariencia de felicidad, que si se examina está llena de amargura y de cuidados. Esta fábula nos enseña que comúnmente son más felices los pobres que los poderosos.



SI LAS PALABRAS QUE ESTÁN SUBRAYADAS NO LAS ENTIENDES, BÚSCALAS EN EL DICCIONARIO.

domingo, 18 de mayo de 2014

TRABAJANDO LAS TABLAS DE MULTIPLICAR

Repasemos las tablas de multiplicar, es fácil si colocamos atención.







PODEMOS VER VARIAS VECES EL VIDEO PARA REPASAR LAS TABLAS. 
¡ ANIMO !



CONTINUEMOS CON NUESTRAS FICHAS EDUCATIVAS

RECORDEMOS QUE LAS FICHAS EDUCATIVAS NOS AYUDAN A MEJORAR LA LETRA



SON FICHAS EDUCATIVAS PARA NIÑOS DE 4 A 5 AÑOS.
TENEMOS OTRA LETRA
PODEMOS CONTINUAR
NO DEBEMOS DEJAR DE TRABAJAR
OTRA LETRA MÁS POR AHORA
DEJEMOS EN ESTA LETRA, PODEMOS CONTINUAR EN OTRO MOMENTO WWW.ELHUEVODECHOCOLATE.COM

CONTINUEMOS CON LAS CANCIONES EN INGLES


PUT YOUR FINGER......





BUENO PRACTIQUEMOS ESTA CANCIÓN

CANTEMOS CON LAS TABLAS DE MULTIPLICAR

APRENDAMOS LA CANCIÓN CON LA TABLA DEL  N. 2





INTENTA DECIRLA EN DESORDEN  LUEGO DE CANTARLA.


AHORA VIENE LA TABLA DEL N. 3




BUENO CÁNTALA EN EL SALÓN DE CLASES CON TUS COMPAÑEROS


VAMOS AHORA SIGUE LA TABLA DEL N. 4






MUY BIEN, MUY BIEN CÁNTALA CON TUS COMPAÑERITOS


CONTINUEMOS CON LA TABLA DEL N. 5




EXCELENTE, POR AHORA PODEMOS DESCANSAR, REALICEMOS OTRAS ACTIVIDADES Y LUEGO PODEMOS CONTINUAR

IMPORTANTE QUE LAS REPASEMOS CONTÍNUAMENTE PARA QUE LAS APRENDAMOS MUY BIEN, RECORDEMOS QUE DEBEMOS APRENDERLAS EN DESORDEN.

CANTEMOS EN INGLES


RECORDEMOS LAS CANCIONES QUE HEMOS APRENDIDO EN INGLES

GOOD MORNING








CONTINUA PRACTICANDO TUS CANCIONES EN INGLES,    !MUY BIEN¡

WHAT'S  YOUR NAME


ANIMO SIGUE CANTANDO Y PRACTICANDO 

HELLO SONG







ESCUCHA Y CANTA

EL GIGANTE EGOISTA

LEE EL SIGUIENTE CUENTO A TUS PAPITOS EN VOZ ALTA, CON BUENA ENTONACIÓN Y PUNTUACIÓN, AL FINAL, REALIZA UN DIBUJO DEL GIGANTE EN EL CUADERNO DE ESPAÑOL. EL GIGANTE EGOISTA DE OSCAR WILDE
Cada tarde, a la salida de la escuela, los niños se iban a jugar al jardín del Gigante. Era un jardín amplio y hermoso, con arbustos de flores y cubierto de césped verde y suave. Por aquí y por allá, entre la hierba, se abrían flores luminosas como estrellas, y había doce albaricoqueros que durante la Primavera se cubrían con delicadas flores color rosa y nácar, y al llegar el Otoño se cargaban de ricos frutos aterciopelados. Los pájaros se demoraban en el ramaje de los árboles, y cantaban con tanta dulzura que los niños dejaban de jugar para escuchar sus trinos. “¡Qué felices somos aquí!”, -se decían unos a otros. Pero un día el Gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo el Ogro de Cornish, y se había quedado con él durante los últimos siete años. Durante ese tiempo ya se habían dicho todo lo que se tenían que decir, pues su conversación era limitada, y el Gigante sintió el deseo de volver a su mansión. Al llegar, lo primero que vio fue a los niños jugando en el jardín. “¿Qué hacéis aquí?”, surgió con su voz retumbante. Los niños escaparon corriendo en desbandada. “Este jardín es mío. Es mi jardín propio”, dijo el Gigante; “todo el mundo debe entender eso y no dejaré que nadie se meta a jugar aquí.” Y, de inmediato, alzó una pared muy alta, y en la puerta puso un cartel que decía: ENTRADA ESTRICTAMENTE PROHIBIDA BAJO LAS PENAS CONSIGUIENTES Era un Gigante egoísta… Los pobres niños se quedaron sin tener dónde jugar. Hicieron la prueba de ir a jugar a la carretera, pero estaba llena de polvo, estaba plagada de pedruscos, y no les gustó. A menudo rondaban alrededor del muro que ocultaba el jardín del Gigante y recordaban nostálgicamente lo que había detrás. “¡Qué dichosos éramos allí!”, se decían unos a otros. “La Primavera se olvidó de este jardín”, se dijeron, “así que nos quedaremos aquí el resto del año.” Cuando la primavera volvió, toda la comarca se pobló de pájaros y flores. Sin embargo, en el jardín del Gigante Egoísta permanecía el invierno. Como no había niños, los pájaros no cantaban, y los árboles se olvidaron de florecer. Sólo una vez una lindísima flor se asomó entre la hierba, pero apenas vio el cartel, se sintió tan triste por los niños que volvió a meterse bajo tierra y volvió a quedarse dormida. Los únicos que se sentían a gusto allí eran la Nieve y la Escarcha. La Nieve cubrió la tierra con su gran manto blanco y la Escarcha cubrió de plata los árboles. Y en seguida invitaron a su triste amigo el Viento del Norte para que pasara con ellos el resto de la temporada. Y llegó el Viento del Norte. Venía envuelto en pieles y anduvo rugiendo por el jardín durante todo el día, desganchando las plantas y derribando las chimeneas. “¡Qué lugar más agradable”, dijo.“ Tenemos que decirle al Granizo que venga a estar con nosotros también.” Y vino el Granizo. Todos los días se pasaba tres horas tamborileando en los tejados de la mansión, hasta que rompió la mayor parte de las tejas. Después se ponía a dar vueltas alrededor, corriendo lo más rápido que podía. Se vestía de gris y su aliento era como el hielo. - "No entiendo porqué la Primavera tarda tanto en llegar aquí”, decía el Gigante Egoísta cuando se asomaba a la ventana y veía su jardín cubierto de gris y blanco, “espero que pronto cambie el tiempo.” Pero la Primavera no llegó nunca, ni tampoco el Verano. El Otoño dio frutos dorados en todos los jardines, pero al jardín del Gigante no le dio ninguno. “Es un gigante demasiado egoísta” decían los frutales. De esta manera, el jardín del Gigante quedó para siempre sumido en el Invierno, y el Viento del Norte, el Granizo, la Escarcha y la Nieve bailoteaban lúgubremente entre los árboles. Una mañana, el Gigante estaba en la cama todavía cuando oyó que una música muy hermosa llegaba desde afuera. Sonaba tan dulce en sus oídos, que pensó que tenía que ser el rey de los elfos que pasaba por allí. En realidad, era sólo un jilguerito que estaba cantando frente a su ventana, pero hacía tanto tiempo que el Gigante no escuchaba cantar ni un pájaro en su jardín, que le pareció escuchar la música más bella del mundo. Entonces el Granizo detuvo su danza, y el Viento del Norte dejó de rugir y un perfume delicioso penetró por entre las persianas abiertas. “¡Qué bien! Parece que por fin llegó la Primavera” dijo el Gigante, y saltó de la cama para correr a la ventana. ¿Y qué es lo que vio? Ante sus ojos había un espectáculo maravilloso. A través de una brecha del muro habían entrado los niños, y habían trepado a los árboles. En cada árbol había un niño, y los árboles estaban tan felices de tenerlos nuevamente con ellos, que se habían cubierto de flores y balanceaban suavemente sus ramas sobre sus cabecitas infantiles. Los pájaros revoloteaban cantando alrededor de ellos, y los pequeños reían. Era realmente un espectáculo muy bello. Sólo en un rincón se mantenía el Invierno. Era el rincón más apartado del jardín y en él se encontraba un niño, pero era tan pequeño que no lograba alcanzar las ramas del árbol, y el niño daba vueltas alrededor del viejo tronco llorando amargamente. El pobre árbol estaba todavía completamente cubierto de escarcha y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía sobre él, sacudiéndole las ramas, que parecían a punto de quebrarse. “¡Súbete a mí, niñito!”, decía el árbol, inclinando sus ramas todo lo que podía. Pero el niño era demasiado pequeño. El Gigante sintió que el corazón se le derretía. “¡Cuán egoísta he sido!” exclamó. Ahora sé porqué la Primavera no quería venir hasta aquí. Subiré a ese pobre niñito al árbol y después voy a tirar el muro. Desde hoy mi jardín será para siempre un lugar de juegos para los niños. Estaba realmente arrepentido por lo que había hecho.
Bajó entonces la escalera, abrió cautelosamente la puerta de la casa, y entró en el jardín. Pero en cuanto lo vieron los niños se aterrorizaron, salieron a escape y el jardín quedó en Invierno otra vez. Sólo quedó aquel pequeñín del rincón más alejado, porque tenía los ojos tan llenos de lágrimas que no vio venir al Gigante. Entonces el Gigante se le acercó por detrás, lo cogió suavemente entre sus manos y lo subió al árbol. Y el árbol floreció de repente, y los pájaros vinieron a cantar en sus ramas, y el niño se abrazó al cuello del Gigante y le besó. Y los otros niños, cuando vieron que el Gigante ya no era malo, volvieron corriendo alegremente. Con ellos la Primavera volvió al jardín.
“Desde ahora el jardín será para vosotros, hijos míos”, dijo el Gigante, y asiendo un hacha enorme, echó abajo el muro. Al mediodía, cuando la gente se dirigía al mercado, todos pudieron ver al Gigante jugando con los niños en el jardín más hermoso que habían visto jamás. Estuvieron allí jugando todo el día, y al llegar la noche los niños fueron a despedirse del Gigante. “Pero, ¿dónde está el más pequeñito?”, preguntó el Gigante, “¿ese niño que subí al árbol del rincón?” El Gigante lo quería más que a los otros, porque el pequeño le había dado un beso. “No lo sabemos” respondieron los niños, “se marchó solito.” “Decidle que vuelva mañana” dijo el Gigante. Pero los niños contestaron que no sabían dónde vivía y que nunca lo habían visto antes. Y el Gigante se quedó muy triste. Todas las tardes, al salir de la escuela, los niños iban a jugar con el Gigante. Pero al más pequeñito, a ese que el Gigante más quería, no lo volvieron a ver nunca más. El Gigante era muy bueno con todos los niños, pero echaba de menos a su primer amiguito y muy a menudo se acordaba de él. “¡Cómo me gustaría volverlo a ver!” repetía. Fueron pasando los años, y el Gigante envejeció y sus fuerzas se debilitaron. Ya no podía jugar; pero, sentado en un enorme sillón, miraba jugar a los niños y admiraba su jardín. “Tengo muchas flores hermosas”, decía, “pero los niños son las flores más hermosas de todas.” Una mañana de Invierno, miró por la ventana mientras se vestía. Ya no odiaba el Invierno, pues sabía que el Invierno era simplemente la Primavera dormida, y que las flores estaban descansando. Sin embargo, de pronto se restregó los ojos, maravillado, y miró, miró… Lo que estaba viendo era realmente maravilloso. En el rincón más alejado del jardín había un árbol cubierto por completo de flores blancas. Todas sus ramas eran doradas, y de ellas colgaban frutos de plata. Debajo del árbol estaba parado el pequeñito a quien tanto había echado de menos. Lleno de alegría, el Gigante bajó corriendo las escaleras y entró en el jardín. Pero cuando llegó junto al niño, su rostro enrojeció de ira, y dijo: “¿Quién se ha atrevido a hacerte daño?” Porque en la palma de las manos del niño había huellas de clavos, y también había huellas de clavos en sus pies. “¿Pero, quién se atrevió a herirte?”, gritó el Gigante. “Dímelo, para coger mi espada y matarlo.” “¡No!”, respondió el niño. “Estas son las heridas del Amor.” “¿Quién eres tú, mi pequeño niñito?”, preguntó el Gigante, y un extraño temor lo invadió, y cayó de rodillas ante el pequeño. Entonces el niño sonrió al Gigante, y le dijo: “Una vez tú me dejaste jugar en tu jardín; hoy jugarás conmigo en mi jardín, que es el Paraíso.” Y cuando los niños llegaron esa tarde, encontraron al Gigante muerto debajo del árbol. Parecía dormir, y estaba enteramente cubierto de flores blancas…

jueves, 8 de mayo de 2014

UNA HISTORIA MÁS ...

EL ARCA DE NOE DESPUÉS DE ESCUCHAR LA HISTORIA COMÉNTALA CON TU FAMILIA Y REALIZA LAS ACTIVIDADES QUE TE INDICA TU DOCENTE. EN EL CUADERNO DE RELIGIÓN ESCRIBE LA HISTORIA Y DIBUJALA.

UNA LECTURA ESTUPENDA

EL CISNE ORGULLOSO En un maravilloso y precioso bosque, había un gran lago y dentro, y a su alrededor, vivían gran cantidad de animales de todo tipo. De entre todos ellos destacaba un gran cisne blanco con unas plumas largas y brillantes, dotado de una belleza sin igual y que era considerado como el cisne más bello del mundo. Era tan bonito que había ganado todos los concursos de belleza a los que se había presentado, y eso hacía que cada vez se paseara más y más orgulloso, despreciando a todos los demás animales, e incluso se negaba a hablar con ellos, pues no estaba dispuesto a que lo viesen con animales que para el eran tan feos y desagradables. Era tal el grado de vanidad que tenía que los animales estaban hartos de él y un día un pequeño puercoespín se decidió a darle una buena lección. Fue a ver al cisne, y delante de todos le dijo que no era tan bello, que si ganaba todos los concursos era porque los jurados estaban influenciados por su fama, y que todos sabían que él un pequeño puercoespín era más bello. Entonces el cisne se enfureció, y entre risas y desprecios le dijo “pero que tonterias estas diciendo, yo a tí te gano un concurso con el jurado que quieras”. "Vale, acepto, nos vemos el sábado", respondió el puercoespín, y dándose media vuelta se alejó muy orgulloso, sin dar tiempo al cisne a decir nada más. Ese sábado, fue todo un acontecimiento en el bosque y todos fueron a ver el concurso, el cisne se lavó en el lago con gran cuidado y cuando se secó sus plumas blancas relucían como el mismísimo sol. El cisne marchaba confiada y terriblemente altivo, hasta que vio quiénes formaban el jurado: comadrejas, hamsters, ratones y un tejón. Rápidamente entendió que la belleza dependía de quien la mirara y que ese feo puercoespín para los animales que formaban el jurado era muy bello pues era parecido a ellos, y que él con toda su majestuosidad no les resultaba mínimamente atractivo, por lo que el puercoespín ganó el concurso claramente, dejando al cisne lloroso y humillado, pero aprendiendo una lección que nunca olvidaría, y a partir de ese momento fue amable con todos los animales, hablando con ellos y ayudándoles en lo que podía. Con todo esto el cisne y el puercoespín se hicieron grandes amigos y era frecuente verlos pasear o riendo sentados en la orilla del lago. Un día los animales se reunieron y le dijeron al cine que había ganado un nuevo concurso, uno que le hizo más feliz y del que estuvo más orgulloso, que de todos los demás que había ganado antes:el premio a la humildad. REALIZAR LA LECTURA DE CUENTO, EN EL CUADERNO DE ESPAÑOL ESCRIBIR EL TÍTULO, DEBAJO ESCRIBIR EL RESÚMEN DEL CUENTO Y FINALMENTE HACER EL DIBUJO. LUEGO DEBES CONTARLE EL CUENTO A TUS PADRES Y HERMANITOS SI TIENES. www.cuentosinfantiles.net