Léelas cuantas veces quieras par que las puedas interpretar en la mejor de las formas.
EL ZAGAL Y LAS OVEJAS
Apacentando un joven su ganado,
gritó, desde la cima de un collado:
"¡Favor!, que viene un lobo, labradores".
estos, abandonando sus labores,
acuden prontamente,
y hallan que es una chanza solamente.
vuelve a llamar, y temen la desgracia;
segunda vez los burla; ¡linda gracia!.
Pero, ¿qué sucedió la vez tercera?
Que vino en realidad la hambrienta fiera,
entonces, el zagal se desgañita,
y por más que patea, llora y grita,
no se mueve la gente escarmentada
y el lobo le devora la manada.
¡Cuántas veces resulta de un engaño
contra el engañador, el mayor daño!.
EL ASNO Y EL COCHINO
Envidiando la suerte del Cochino,
un asno, maldecía su destino,
"Yo, _decía_trabajo, y como paja,
él come harina, berza y no trabaja:
a mi me dan de palos cada día;
a él le rascan y halagan a porfía".
Así se lamentaba de su suerte;
pero luego que advierte
que a la pocilga alguna gente avanza
en guisa de matanza,
armada de cuchillo y de caldera,
y que con maña fiera
dan al gordo cochino fin sangriento;
dijo entre sí el jumento:
"Si en esto para el ocio y los regalos,
al trabajo me atengo y a los palos".
LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO
Erase una gallina que ponía al dueño
un huevo de oro cada cada día.
aún con tanta ganancia, mal contento,
quiso el rico avariento
descubrir de una vez la mina de oro,
y hallar en menos tiempo más tesoro.
Matóla, abrióla el vientre de contado;
pero después de haberla registrado,
¿Qué sucedió?. Que, muerta la gallina,
perdió su huevo de oro, y no halló mina.
¡Cuántos hay que teniendo lo bastante,
enriquecerse quieren al instante,
abrazando proyectos
a veces de tan rápidos efectos,
que solo en pocos meses,
cuando se contemplaban ya marqueses,
contando sus millones,
se vieron en la calle sin calzones!.
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