domingo, 17 de mayo de 2015

HISTORIETAS

MAFALDA Y SUS ENSEÑANZAS EN VALORES





Recréate con las enseñanzas de Mafalda, en esta linda historieta.

miércoles, 6 de mayo de 2015

FABULITAS PARA TI..

La zorra y el espino 




Una zorra saltaba sobre unos montículos, y estuvo de pronto a punto de caerse. Y para evitar la caída,  se agarró a un espino, pero sus púas le hirieron las patas, y sintiendo el dolor que ellas le producían, le dijo al espino:
-- ¡ Acudí a tí por tu ayuda, y más bien me has herido !
A lo que respondió el espino:
-- ¡Tu tienes la culpa, amiga, por agarrarte a mí, bien sabes lo bueno que soy para enganchar y herir a todo el mundo, y tú no eres la excepción !

Nunca pidas ayuda al que acostumbra a hacer el daño.

La zorra y los racimos de uvas




Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver colgando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca.
Mas no pudiendo alcanzarlos, se alejó diciéndose:
-- ¡ Ni me agradan, están tan verdes... !

Nunca traslades la culpa a los demás de lo que no eres capaz de alcanzar.

Las liebres y las ranas 




Se reunieron un día las liebres y se lamentaban entre sí de llevar una vida tan precaria y temerosa, pues, en efecto, ¿No eran víctimas de los hombres, de los perros, de las águilas, y otros muchos
animales ? ¡ Más valía morir de una vez que vivir en el terror !

Tomada esta resolución, se lanzaron todas al mismo tiempo a un estanque para morir en él ahogadas.
Pero las ranas, que estaban sentadas alrededor del estanque, en cuanto oyeron el ruido de su carrera, saltaron asustadas al agua. Entonces una de las liebres, la que parecía más inteligente que las demás, dijo:
-- ¡Alto compañeras ! No hay que apurarse tanto, pues ya ven que aún hay otros más miedosos que nosotras!
  
El consuelo de los desgraciados es encontrar a otros en peores condiciones.
  
 Los hijos desunidos del labrador


Los hijos de un labrador vivían en discordia y desunión. Sus exhortaciones eran inútiles para hacerles mudar de sentimientos, por lo cual resolvió darles una lección con la experiencia.
Les llamó y les dijo que le llevaran una gavilla de varas. Cumplida la orden, les dio las varas en haz y les dijo que las rompieran; mas a pesar de todos sus esfuerzos, no lo consiguieron. Entonces deshizo el haz y les dio las varas una a una; los hijos las rompieron fácilmente.
- Ahí tienen! les dijo el padre-. Si también ustedes, hijos míos, permanecen unidos, serán invencibles ante sus  enemigos; pero estando divididos serán vencidos uno a uno con facilidad.

Nunca olvides que en la unión se encuentra la fortaleza.






LEYENDAS INTERESANTES PARA PENSAR...

EL  PATETARRO


En nuestra Antioquia es el mito quizás más socorrido, sobre todo en las regiones mineras, como el Nus, Nechí, bajo Cauca y en sus pueblos ribereños como Remedios, Segovia, Zaragosa, el Bagre y Caucasia.


Puede ser como una versión adaptada de la Patasola, pues esta última, en casi todas las versiones, sólo posee una sola pata, extremidad deforme y muy aumentada, aunque no tiene la circunstancia de carecer de la otra por corte o traumatismo, sino por deformación natural
La patetarro en cambio, se coloca un muñón de la extremidad que le falta, un tarro de guadua "Pedazo de guadua comprendido entre dos nudos del cañuto".

Suele ser representada en una horrible criatura, de rostro entre feminoide y bestial, cubierta con hojarascas, de desordenada cabellera, puntiagudos colmillos y deformes uñas.
Tiene el hábito de bajar de la montañas a los poblados de las zonas mineras a altas horas de la noche, para espantar con sus descompasados gritos y carcajadas, a los mineros a quienes sorprende por las desiertas calles de sus poblados, o de improviso en sus humildes habitaciones, o en los socavones de las minas.
Los mineros creen que ella es la guardiana del oro que hay en el interior de la tierra y por eso vive enojada con ellos.

LA MANCARITA




Según la descripción que en nuestra infancia oimos a los campesinos de nuestras veredas, la Mancarita es una especie de mujer salvaje de cabello largo y dsgreñada, de una sola mano en la mitad del pecho, el cuerpo peludo como el de los animales salvajes y los pies vueltos hacia atrás "chapines".
Habita en las selvas; por las noches se le oye gritar en tono lúgubre y prolongado. A veces se acerca a las viviendas de los humanos.
Otros afirman que es tímida y huye apenas percibe algún ruido de gente o perros. Otros dicen que se roba a los niñosy aún a los hombres.
También dicen que es un salvaje que imita la voz del hombre, los gritos de la mujer, y el llanto de los niños para engañar y atraer a la gente y llevársela donde nadie pueda saberlo, por que regularmente anda de noche y en la espesura de los bosques.
Es la fusión de dos palabras: Manca y Rita, que según una versión, una mujer manca llamada Rita, que llegó a una vereda y se dió a chismear y a enredar vidas, por lo que fue abandonada por los campesinos.
La Manca Rita, quedó converitda en la Mancarita. no teniendo en donde recogerse ni con quien tratar, se dió a vagar sola por los montes como un salvaje; creciéndole el cabello y las uñas de un modo extraordinario, comía raíces y frutas silvestres y huía velozmente a la vista de la gente.
Tan solo de lejos se percibían sus alaridos, extraños a mezcla de llanto de mujer y aullido de perro en pena. 

UNA LEYENDA MÁS

LA LLORONA 


En las altas horas de la noche, cuando todo parece dormido y sólo se escuchan los gritos rudos con que los boyeros avivan la marcha lenta de sus animales, dicen los campesinos que allá, por el río, alejándose y acercándose con intervalos, deteniéndose en los frescos remansos que sirven de aguada a los bueyes y caballos de las cercanías, una voz lastimera llama la atención de los viajeros.
Es una voz de mujer que solloza, que vaga por las márgenes del río buscando algo, algo que ha perdido y que no hallará jamás. Atemoriza a los chicuelos que han oído, contada por los labios marchitos de la abuela, la historia enternecedora de aquella mujer que vive en los potreros, interrumpiendo el silencio de la noche con su gemido eterno.
Era una pobre campesina cuya adolescencia se había deslizado en medio de la tranquilidad escuchando con agrado los pajarillos que se columpiaban alegres en las ramas de los higuerones. Abandonaba su lecho cuando el canto del gallo anunciaba la aurora, y se dirigía hacia el río a traer agua con sus tinajas de barro, despertando, al pasar, a las vacas que descansaban en el camino.
Era feliz amando la naturaleza; pero una vez que llegó a la hacienda de la familia del patrón en la época de verano, la hermosa campesina pudo observar el lujo y la coquetería de las señoritas que venían de San José. Hizo la comparación entre los encantos de aquellas mujeres y los suyos; vio que su cuerpo era tan cimbreante como el de ellas, que poseían una bonita cara, una sonrisa trastornadora, y se dedicó a imitarías.
Como era hacendosa, la patrona la tomó a su servicio y la trajo a la capital donde, al poco tiempo, fue corrompida por sus compañeras y los grandes vicios que se tienen en las capitales, y el grado de libertinaje en el que son absorbidas por las metrópolis. Fue seducida por un jovencito de esos que en los salones se dan tono con su cultura y que, con frecuencia, amanecen completamente ebrios en las casas de tolerancia. Cuando sintió que iba a ser madre, se retiró “de la capital y volvió a la casa paterna. A escondidas de su familia dio a luz a una preciosa niñita que arrojó enseguida al sitio en donde el río era mas profundo, en un momento de incapacidad y temor a enfrentar a un padre o una sociedad que actuó de esa forma. Después se volvió loca y, según los campesinos, el arrepentimiento la hace vagar ahora por las orillas de los riachuelos buscando siempre el cadáver de su hija que no volverá a encontrar.
Esta triste leyenda que, día a día la vemos con más frecuencia que ayer, debido al crecimiento de la sociedad, de que ya no son los ríos, sino las letrinas y tanques sépticos donde el respeto por la vida ha pasado a otro plano, nos lleva a pensar que estamos obligados a educar más a nuestros hijos e hijas, para evitar lamentarnos y ser más consecuentes con lo que nos rodea. De entonces acá, oye el viajero a la orilla de los ríos, cuando en callada noche atraviesa el bosque, aves quejumbrosos, desgarradores y terribles que paralizan la sangre. Es la Llorona que busca a su hija…
Relato realizado por: Don Concepción Azofeifa

LEYENDAS Y MAS LEYENDAS....

Nacimiento del Sol y la luna
Cuando la tierra estaba en la oscuridad; cuando era siempre de noche, los poderosos que vivían en el cielo se reunieron para crear el Sol y que hubiera luz en la Tierra. Ellos se reunieron en una ciudad llamada Teotihuacán que había en el cielo, y de la cual la ciudad de Teotihuacán que está en México era como una sombra o un reflejo.
En esa ciudad celeste de Teotihuacán encendieron una enorme hoguera. Aquel poderoso que quisiera convertirse en el Sol, debía arrojarse en esa hoguera y quemarse en ella. De ella saldría convertido en el Sol.
Había dos que querían hacerlo. Uno era grande, fuerte, hermoso y rico. Estaba vestido con ropas de lujo y adornado con piedras preciosas. Les ofrecía a sus compañeros oro y joyas, muestras de su orgullo.
El otro era pequeñito, débil, feo y pobre; su piel estaba cubierta de llagas. Estaba vestido con su ropa de trabajo. Como era pobre sólo podía ofrecer la sangre de su corazón, sus buenos y humildes sentimientos. Cuando llegó la hora de arrojarse a la enorme hoguera, el grande y rico no se atrevió, tuvo miedo y salió corriendo.
Entonces el pequeñito, feo, que era muy valiente, se arrojó a la hoguera. En ella se quemó y salió de ella convertido en el Sol. Cuando el otro lo vio, sintió vergüenza y también se arrojó a la hoguera. En ella se quemó y en el cielo apareció otro Sol.
Los poderosos estuvieron de acuerdo en que no podían existir soles en el firmamento, así que decidieron apagar el segundo, el que había sido creado por el guerrero grande y fuerte. Tomaron un conejo por las patas y con mucha fuerza lo lanzaron contra el segundo Sol. Su brillo disminuyó de inmediato y quedó convertido en la Luna. Por eso hasta la fecha, en la Luna podemos ver al figura del conejo que acabó con su luz.